¿Es Túnez un destino seguro?

Por Jimmy Pons

Esta es la pregunta que me hizo mi mujer cuando le comenté que iba de “Content Trip” a Túnez con un grupo de amigos influencers como Diego Pons, Anibal Trejo y Jose Luis Sarralde. Conocíamos el destino porque fue nuestro viaje de fin de novios, o, dígase de otra manera, de “luna de miel” por allá en el año 2002. Uno de mis mejores amigos trabajaba para una cadena hotelera en Yasmine Hammamet, así que aprovechamos para visitarle. Fue un viaje inolvidable, una experiencia que recordaré toda mi vida, no solo por lo importante de la ocasión, sino porque Túnez me pareció fascinante, exótico, diferente. Era mi primer viaje a África y al mundo árabe, con la ventaja de tener un amigo español viviendo allí, lo que nos ayudó a descubrir un Túnez muy local y auténtico.

Está claro que las cosas habían cambiado mucho desde el año 2002. La primavera árabe y la situación geopolítica de la zona así como el bombardeo de información constante no ayudaban a que mi mujer estuviera muy tranquila.

Pero hoy después de haber recorrido todo el país de norte a sur, de este a oeste, os puedo asegurar que nunca me sentí inseguro ni noté nada que pueda decir que me sonase a inseguridad. Es más, al contrario, nunca me había sentido tan seguro en un país extraño. Está claro que notas que hay más policía y controles, pero eso también lo hemos notado en Europa y en España. Por lo tanto, la reflexión final es que es igual de seguro viajar a Túnez que a cualquier otro destino de Europa o Norte de África.

Pero, ¿cómo fue nuestro viaje?

Empezó con un vuelo de Tunisair saliendo de Madrid para llegar al aeropuerto de Túnez. Nuestro programa era muy completo y de una semana de duración así que, sin perder tiempo, iniciamos el viaje a la primera parada en “Sidi Bou Saïd”, un pueblo costero y lugar muy especial por sus casas blancas y puertas color azul claro,  que encantó a escritores, pintores y músicos dándole un toque de espiritualidad a la zona. El blanco y azul por un momento me transportaron a algún pueblo mediterráneo de las islas griegas. Nuestro guía Mohamed nos contó que la relación con Grecia venía de que el barón Rodolphe d’Erlanger, al instalarse en el pueblo después de haber vivido en las islas griegas, mantuvo el estilo en su nueva casa de Sidi Bou Saïd. Era tal la influencia del barón que poco a poco todo el pueblo fue copiando el estilo y creando un entorno muy particular que se ha convertido en una visita obligada de Túnez.

Desde esta atalaya situada en un extremo de la península de Cartago pueden contemplarse unas vistas increíbles de toda la bahía. Yo, como amante del mar, me quedo siempre embelesado con este tipo de vistas. Otra de las obligaciones en la visita es pasear por las callejuelas o tomarse un té en alguno de los locales del casco antiguo, una manera perfecta de tomar contacto con el país. Hay un montón de tiendas y comercios para adquirir los típicos recuerdos de nuestro viaje. Pero tranquilos, que el país tiene mucho que ofrecer y era solo el primer día de nuestro viaje.

Después de la visita, iniciamos camino hacia nuestro hotel, el Le Royal Hammamet Hotel*****, un cinco estrellas con decoración árabe que impresiona desde el primer momento que llegas y ves su hall. No estoy muy acostumbrado al lujo del mármol y las escalinatas, pero hay que reconocer que la majestuosidad te sorprende gratamente y mirar sus artesanados pintados a mano te trasladan a tiempos de las mil y una noches.

Un hotel a pie de playa con todas las comodidades de un resort pero perfecto para combinarlo entre sol y playa y actividades culturales y deportivas: golf, paseos a caballo, deportes náuticos… Está cerca de la ciudad para compras y un montón de aventuras tunecinas. Además, cuenta con gran variedad gastronómica con restaurantes de gastronomía local, italiana o mediterránea con especialidad en mariscos. Nada que envidiar a cualquier resort del Mediterráneo. Todo rematado con uno de los mejores spas de Túnez.