Lanzarote, lugar apasionante, es también conocida por el nombre de “Isla de fuego”, por sus orígenes volcánicos. La isla tiene una extensión bastante pequeña ya que los dos puntos más lejanos se separan por unos 70 kilómetros, pero dentro de este pequeño territorio se esconden un sinfín de lugares asombrosamente mágicos que podemos visitar.
Nuestra ruta comienza en Los Jameos del Agua. Se encuentra en el interior del túnel volcánico que se produjo por la erupción del volcán de la Corona. Dentro de este túnel se ha formado un lago interior que tiene una extensión de más de seis kilómetros, llegando a un punto en el que se termina uniendo con el mar, cuyo nombre es Túnel de la Atlántida, tramo submarino de una extensión aproximada de kilómetro y medio.
Otro lugar de visita obligatoria es el golfo situado en Yaiza, formado a través de la erupción del volcán que rápidamente se enfrió debido a la inundación del cráter. Hoy en día hay una laguna de color verde, por las numerosas algas que allí se depositan y ha sido declarada Reserva Natural.
Y seguro que habrás oído hablar de las montañas del fuego o Timanfaya. Se habla de los siglos XVIII y XIX, cuando varias erupciones volcánicas hicieron que se cambiase totalmente la morfología que hasta el momento tenía la isla, y dejando aproximadamente una cuarta parte de la isla sepultada bajo lava y cenizas. Dentro del Timanfaya se pueden realizar rutas en camello recorriendo los distintos volcanes que se encuentran en los alrededores. Aún en nuestros días se encuentran algunos orificios en el terreno por los cuales ascienden temperaturas bastante elevadas desde el subsuelo y a veces se aprecian columnas de humo que ascienden desde estos a la superficie.
Y para despedir nuestra ruta, qué mejor que una vista general de todo Lanzarote. En el Mirador del Río, tendrás unas maravillosas vistas panorámicas de toda la isla. A 400 metros de altitud, está es una de las creaciones arquitectónicas más representativas de César Manrique. ¡Te aseguramos que volverás!
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