Para conocer el origen de esta bebida, hay que remontarse varios siglos atrás, al México pre-hispánico. Cuenta la leyenda que, en el estado de Jalisco, en medio de una tormenta, varios indígenas se refugiaron en una cueva. Uno de los rayos cayó sobre los mezcales y éstos estuvieron ardiendo durante varias horas. La tormenta pasó… y el viento expandió un aroma agradable, suave y dulce. Uno de los habitantes tomando un pedazo de agave quemado, se lo llevó a la boca, lo probó y sintió su sabor dulce. El indígena compartió con sus vecinos su preciado descubrimiento, revelando así las cualidades de la planta.
Más adelante, un indígena dejó olvidado el delicioso jugo durante unos días. Al reparar de nuevo en el líquido, observó asombrado que su aroma era diferente y que burbujeaba formando una espuma blanca y espesa. Su sabor había cambiado, separó el líquido de su espuma para empezar a consumirlo. Quien lo probaba experimentaba euforia, y lo interpretó como un regalo de la diosa Mayahuel.
Esta diosa aparece representada en los códices mexicas alimentando a sus hijos con sus 400 senos, sus vástagos no eran ni más ni menos que los centzon-totochtin, patronos de la embriaguez.
Durante siglos, entre los aztecas, el delicioso elixir era uso exclusivo de los jerarcas y sacerdotes, del que daban buena cuenta en los eventos religiosos y otras festividades.
Fue Moctezuma II el que le descubrió a un europeo, más concretamente a Hernán Cortés, los efectos de la “sagrada” bebida. Sería porque el monarca había tomado al conquistador español por uno de los dioses de su panteón, Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Áquel que se marchó por el mar, prometiendo su vuelta.
Los españoles decidieron destilar la bebida para purificarla y obtener un producto más fuerte, dando paso al llamado vino de mezcal o aguardiente. En el siglo XVII, se introdujeron los sistemas de destilación españoles, el tequila y el mezcal se convirtieron en nuevas fuentes de riqueza, cuya producción fue controlada por los conquistadores.
En los siglos XVII y XVIII, los españoles fomentaron la producción del agave y sentaron las bases para la elaboración del producto característico de la zona.
Actualmente, se sigue elaborando a partir de la fermentación y destilado del jugo extraído del agave, en particular el llamado agave azul (tequilana Weber). Es un producto con denominación de origen, considerándose exclusivamente Tequila a la bebida proveniente de cinco estados de la República Mexicana: Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas, Nayarit y por supuesto en el Estado de Jalisco. Es, sin duda, una de las bebidas más conocidas a nivel mundial, y representa a México en todo el mundo. Es un requisito indispensable para llamarse tequila, que la bebida esté elaborada en México y contener al menos un 51% de azúcares provenientes del agave, aunque los tequilas más puros contienen un 100%.
En los tequilas mixtos, el agave se mezcla con jarabe de maíz o de caña de azúcar. Los productores de tequila puro colocan la leyenda «100% de agave» en las etiquetas de las botellas como esta en la norma oficial mexicana, esto quiere decir que este producto se produjo con 100% de agave y por eso tienen en la etiqueta esta leyenda y además está certificada por el Consejo Regulador del Tequila.
Escoge un buen tequila, y ya sabes sal y limón, y brinda por México, mejor dicho, brinda en México, cualquiera de sus playas y rincones, es un lugar excelente para un brindis.
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